Es habitual, sobre todo cuando circulamos por el centro urbano de las ciudades, como ocurre en el centro urbano de Santander, en los que, con la nueva normativa de circulación, la velocidad en dichos tramos se ha visto reducida a 30 Km/h, que podamos sufrir un accidente de tráfico de los denominados de “baja intensidad”.
Este tipo de accidentes de tráfico se caracterizan por ser pequeñas colisiones entre vehículos que suelen producirse por alcance, y en los que la velocidad de los citados vehículos es muy reducida.
Estos accidentes de tráfico pueden dar lugar a lesiones de poca gravedad (normalmente traumatismos cervicales menores) y es habitual que las compañías aseguradoras traten de evitar asumir el abono de la correspondiente indemnización por los daños personales sufridos como consecuencia del citado accidente de tráfico.
Para ello, suelen esgrimir el mismo argumento, que no es otro que aducir que la naturaleza del hecho lesivo no puede producir el daño por el que se les reclama, y todo, porque no se cumple con uno de los criterios de causalidad genérica, como es el criterio de intensidad, que consiste en la adecuación entre la lesión sufrida y el mecanismo de su producción, teniendo en cuenta la intensidad del accidente y las demás variables que afectan a la probabilidad de su existencia.
Pues bien, en el presente caso tras varias negociaciones con la entidad aseguradora y, tras aportar sentencias de los Tribunales que han resuelto de forma favorable en estos casos, hemos conseguido que nuestro cliente obtenga una indemnización acorde a sus lesiones.
